Infinita e inmerecida, desarticula el concepto de mérito obtenido por el ser humano; la posibilidad de obtener justicia por parte del hombre proviene única y exclusivamente del sacrificio vicario de Jesús en su obra redentora de la Cruz. La vida perfecta de Jesucristo y su expiación como nuestro substituto penal, es la única y suficiente razón para nuestra justificación con el Padre mediante la fe en Él. Jesucristo es el Único mediador entre Dios y los hombres.